Creo que a estas alturas ya ninguno esperábamos una revolución en Splatoon 3, y es que todo lo que hemos visto apuntaba a un mejor juego, pero no a uno que fuese a cambiar mucho las cosas. De hecho, desde el primer momento en que le pones las manos encima, te das cuenta de que todo es muy familiar, desde su jugabilidad shooter hasta los modos de juego. Por supuesto, hay novedades interesantes, en forma de nuevos escenarios, armas y elementos de personalización, pero la experiencia Splatoon sigue tal y como la habíamos descubierto allá por el año 2015 en Wii U.
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